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Notas de Mr. Kite

So here we are

Canción de Bloc Party. Joder...hay gente que conoce este grupo. Y esta canción no es la mejor pero me gusta su tono melancólico.

La melancolía es algo que te coge cuando vas caminando tranquilamente bajo la sombra de unos árboles tranquilos, con un aire liviano soplando alrededor. Con el calor del verano olvidado y la puerta abierta del otoño abierta para que sople la corriente del paso de estación...

¿Te acuerdas de Bloc Party?

¿Tan solo un hola?

¿Tan solo un hola?

¿Acaso no puedo oir un hola tuyo durante milenios? ¿Acaso que digas "hola" quiebra alguna ley? ¿Acaso sabes que me gustaría un "hola"?

 

En estas reflexiones se hallaba Pergúmeno, pensando en Musa, mientras miraba revolotear mariposas. Mientras tanto en la aldea de Hekalle apenas había un sonido y el monte Helicón escondía un silencio tranquilo, señal de que Musa no andaba por allí y de que apenas pensaba en ese hola que deseaba Pergúmeno.

Mirando mariposas revolotear...

Mirando mariposas revolotear...

Cansado y sin ánimo...

Pareces tan maravilloso...pareces tan maravillosa

Me acerco a Garbage y me quedo maravillado con esta canción.

Los días...tras los días...

Los días...tras los días...

Gari Sandance en versos de la nostalgia...

 

PASANDO EL TIEMPO

 

Tú quebraste los juncos de mi cerca,

valla inútil de mi amor deslavazado.

Tú rasgaste el velo de mis noches,

lunas plenas de palabras a deshora.

 

Y ya ves, con tanto tiempo en los bolsillos,

y apenas con tu voz como un silbido,

ya ves, después de esto, tu rostro,

sonrisa, perfil, sombra y contorno,

aún caminan por la mente de este loco

en paseos por suburbios, en garbeos,

carreteras infinitas del deseo,

ante el cual todo universo sabe a poco.

 

El ascensor, Texas Love’em - Viernes Tarde (6)

El ascensor, Texas Love’em - Viernes Tarde (6)

(...continuando...)

 

Pensé que la había cagado, pero ¿cómo demonios suelta semejante estupidez?, lo siguiente que esperaba es que me mandara a la mierda. Así que tuve que terminar mi broma infantil.

-       Lo digo por el nombre…Paco. Tilla…ahora puedes tirarme a una papelera si quieres.

Se rió, unos timbales sucedieron a las trompetas.

-       Joder, qué malo. Nino, tío, eres capaz de mejores chistes y juegos de palabras.

-       Sí, es malo, vamos a por la cerveza a ver si me aclaro un poco entre las apariencias, los replicantes, tu novio y mi verborrea delirante.

-       Delirante seguro. Anda vamos al Parnasillo, ¿lo conoces?

 

Claro que lo conocía, había visto partidos de fútbol, había trasegado pintas con los amigos, había hablado de literatura con otros amigos, habíamos organizado conciertos y planes con mi pequeño grupo de rock and roll. Buen sitio…claro que había otros lugares de la zona donde también había hecho esas cosas. Lo que sí había quedado claro es que no pretendía ir al evento coloquio de la película y yo no sabía si decir algo porque, la verdad, me apetecía escuchar otras ciento cincuenta interpretaciones nuevas sobre Tyrell, Batty, Deckard, Rachel y unicornios. Pero también me apetecía contemplar a Silvia durante unos cuantos eones. Así que me olvidé de Blade Runner.

-       El Parnasillo, buena elección, la Guinness la tiran muy bien.

-       Pero la música es regular.

-       Sí, pero para eso ponen fútbol y rugby en ocasiones.

-       ¿Te gusta fútbol y el rugby?

-       Sí, por ese orden.

-       Curioso.

 

Esta conversación nos había llevado poco a poco al bar y allí nos sentamos tranquilamente, eran las siete y media de la tarde.

Para quien no haya estado nunca en El Parnasillo, el sitio sitúa a su entrada los retratos de Oscar Wilde flanqueado por Larra y por Espronceda –si no recuerdo mal- y había sido un café literario de esos de solera, desde el siglo XIX se tiraban los trastos a la cabeza nuestros escritores más famosos…y los menos famosos también. El nombre a mí me recordaba al simbolismo francés, y más concretamente a Baudelaire. Esto se me iba ocurriendo según cogíamos unas sillas para aposentarnos, y al son que se me ocurría lo iba desechando salvo que quisiera que Silvia saliera corriendo o que, simplemente, diera cabezadas de sopor. Decidí ser práctico.

-       ¿Una Guiness para celebrar que no somos replicantes?

-       Mejor un café para saborear la tarde.

-       Ah, perfecto, un café. Yo me decantaré por mi lado irlandés y pediré una Guinness

 

(...continuará?)

Epigramas sin sentido, consentido, amores de danza.

Epigramas sin sentido, consentido, amores de danza.

Cuando escribes y pierdes lo escrito es un horror.

A veces dan ganas de golpear tu ánimo, pero eso nunca es muy producente.

La realidad es un espiral con colores pastel.

Si el sentirse especial es algo especial entonces el sentirse raro es algo raro.

Si eres especial y te lo dicen, por regla general la pirámide del Louvre suele mirar para otro lado.

Si paseas y alguien llora porque le resulta increible el entorno y la compañía, no te lo creas. Mejor llora solo en tu habitación. Yo he hecho ambas cosas, creérmelo y llorar y curiosamente compensa más lo segundo.

El estado del mundo es algo que preocupa al mundo...solo si eres parte de él.

El amor es una realidad que se viste de trajes regionales extraños. Cuando te vistes con él te parece normal pero si te ves en foto te parece ridículo.

La distancia en las cosas es lo mínimo que tienes para poder tomártelas con sentido.

El amor es un sinsentido del reducto irracional. Brindo por lo irracional.

Los cristales rotos de la canción son las burbujas que explotan encima de unos castillos en el aire. Pipe dreams.

Cuando te digan que eres especial, no corras, o destrozarás el alma de quien te lo ha dicho.

Dar la mano es un ejercicio de cercanía y de amor. Y el amor no tiene porqué ser más que el querer a alguien.

 

 

El Ascensor (Texas Love'em) - Viernes tarde (5)

El Ascensor (Texas Love'em) - Viernes tarde (5)

(...continuando... )

Salir del cine con una chica rubia de cabello precioso, largo, sonrisa en los labios, manos de marfil, nariz respingona, cuerpo manejable, poco voluminoso, con pechos atractivos, pantalones vaqueros contorneando lo necesario, entre lo ajustado y lo elegante, camisa blanca escotada, chaleco extraño por lo demodé pero que le sentaba como una guinda a un pastel…salir del cine contemplando a alguien así y darte cuenta de que está contigo es un shock. Al menos para mí. Así que pensé en intentar pellizcarme, esa manía mía, metiendo la mano en uno de los bolsillos de mi pantalón cuando de pronto, mientras estaba pensando en cómo meter una de mis manosen el bolsillo al tiempo que las movía enfatizando la pregunta de si ella creía que Deckard era un replicante, de pronto, me cogió la mano y me dijo:

-       ¿Importa mucho si lo es?

Bien es verdad que yo estaba gesticulando y pudo ser una forma de parar mis movimientos de brazos, pero me dejó la duda cuando al cogerla, a la altura de su pecho –mis aspavientos eran como de un guardia urbano regulando el tráfico-, la bajó hasta su cadera y me la apretó un poco. Yo entendí un “me gustó ver la película contigo”, pero llegué a esa conclusión tras descartar otras como “cállate ya que eres un tostón”, o “quiero besarte toda la noche así que vete buscando una cama para estar juntos”, y un clásico “me gusta coger las manos a todos aquellos que me parecen simpáticos y que podrían ser mis amigos pero jamás mis parejas”.

Inmediatamente la soltó y yo respondí:

-       Bueno, quizás lo importante sea saber si Roy es humano.

-       Quizás… quizás esa sea una pregunta más cotidiana de lo que nos creemos.

-       Uh…-me gustó el rumbo que podía tomar la conversación-, a ver, explícate.

-       Es una cuestión de apariencias –dijo-, ¿nos tomamos una cerveza?

Esto trastocó los planes, yo pensaba que nos meteríamos en la charla sobre Blade Runner, esa era la idea. Claro que quizás quería tomarla en la Filmoteca. Decidí hacerme el olvidadizo con respecto a la charla.

-       Mmmm…¿tomarse una cerveza es una apariencia? –quise hacer el típico chiste porque realmente había entendido perfectamente lo que quería decirme, se rió, sonaron trompetas celestiales.

-       No, eso creo que no, digo que nos tomamos una cerveza tranquilamente y seguimos con el coloquio de cinéfilos de pacotilla.

-       Perfecto plan, yo encajo a las mil maravillas en lo de pacotilla. Soy un “lo que sea” de pacotilla.

-       Hey, no empieces con el rollo pesimista tuyo.

-       No, que no es pesimismo, es sarcasmo teñido de dosis de realidad y de clasismo estúpido.

-       Bueno…lo que sea.

-       De todas formas, tu novio es un poco de pacotilla.

-       ¿Cómo?

(...continuará?)

Carreteras o caminos

Carreteras o caminos

Últimamente cuando estoy melancólico o nostálgico tengo tendencia a ponerme Roads, de Portishead. Ya hablé de ellos…ya hablé de la canción.

La canción se titula Roads y la palabra Roads no aparece en la canción. Y es que todos tenemos caminos y carreteras aunque no las veamos. Aunque no aparezcan en frente de nuestros ojos. La canción es tremendamente evocadora, puedes navegar y sumergirte en ella, con el submarino de los pensamientos, con el batiscafo de la imaginación buscando carreteras submarinas que nos lleven a nuestros deseos. O simplemente a entender qué ocurre.

Yo lo pienso día a día, y hay veces que uno se encuentra mejor y otras veces peor. Me han preguntado si estoy decayendo otra vez. Bueno, creo que no. Si bien las sensaciones de tristeza se han incrementado algo en los últimos tiempos. Tristeza de tener la sensación de que hay gente que decide borrar el pasado pese a que hubiera belleza en él. Posiblemente deciden dejar de ver esa belleza, la niegan y así es más fácil de borrar.

Porque belleza hay en las canciones y en los libros. Belleza hay en las palabras y en las miradas. Belleza hay en las manos y en los abrazos tantas veces deseados. Hug. Palabra que estará siempre asociada a imágenes. Palabra con dueño. Momentos de ternura que se envuelven en papel de estraza y se arrojan al cubo del desperdicio, allá donde se amontonan los minutos que uno considera desperdicios. Las experiencias inútiles. Allá se tiran. ¿Por qué?, no lo sé. A mí me provoca tristeza. La de perder amigos. La de perder sensaciones. La de perder por no ganar, porque ganar está difícil y empatar complicado.

Escucho Portishead y mi mente navega y se sumerge como un submarino. Las aguas de Roads son tranquilas.

Año uno...hace años.

Año uno...hace años.

Pillo la película Batman Año Uno, adaptación animada del comic fundamental de Miller y Mazuchelli. Recuerdo cuando lo leí, recuerdo que vino después de la reinvención del personaje que hizo Miller en el clásico The Dark Knight, recuerdo como me bebía los tebeos. Recuerdo que allá fue cuando empezó mi interés por el caballero oscuro y como mi amigo de tebeos me iba contando la evolución del murciélago, desde la grandiosa capa incorporada como Neil Adams como un elemento más con personalidad hasta las crisis psíquicas en historias como la Broma Asesina de Alan Moore.

Recordar aquellos días es placentero y un poco triste por el peso que la nostalgia tiene en los humanos. En mí especialmente, aquello de pensar en ese pasado donde todo era descubrir y con menos presión del tiempo…eso siempre hace sentirte algo extraño.

Ahora…seguiré investigando en los Weird Menace, en los Shudder PUlps.

 

Living in the material world

Me entero a través del In Edit Festival del documental sobre la vida de George Harrison, Living in the material world. Tengo que verlo y no sé si hacerlo on line, porque lo de verlo on line es tener dos horas para estar solo delante del ordenador y no me parece que sea fácil.

La pena del festival es que es en Barcelona, con lo cual la opción de ir a la sala donde lo proyectan está complicado.

Supongo que para Navidades podría salir a la venta...si es así ya tengo algo para la lista de deseos navideños.

Me quedo pensando en los Beatles...qué grandes.

 

Pues vaya...

Me levanto con un sueño y pongo el televisor. Y salen cosas que tienen que ver con el sueño. Soñar con alguien para luego ver que su recuerdo sale en forma de música por la pantalla me deja aturdido. Y no tengo más remedio que poner el video de youtube que aparece.

Recuerdo muchas palabras con ese video. Y recordarlas me aturden otro poco. Me dejan sin camino en medio de la jungla de los sentimientos. Poder usar a alguien…pero yo no sé usar a nadie. Esa canción me deja jodido y siempre lo hará.

Un día me di cuenta de que había pasado algo que haría que todo sería diferente desde ese momento. Y sigue siendo así. Yo ya lo dije y no me creían…pero era así, cuando descubres que hay cosas que no sabías que existían.

Y me siento al ordenador y veo un archivo que se llama “you can see now” y sin saber qué es lo abro. Es un fragmento de una película, de Luces de la Ciudad. El fragmento final cuando ella puede ver el rostro de su benefactor. Y resulta que sin querer recibo otro golpe de recuerdos y vuelvo a tambalearme.

Y ya no sé si mirar más cosas porque recuerdo que hace 4 ó 5 días, como por casualidad –como dice la canción de Danza Invisible- también leí algo de los tiempos anteriores a haber descubierto otra realidad. Y esta vez no estaba escrito por mí, y veo que antes de la confianza ya había cercanía. Y me puse triste con ganas de llorar. Ahora hay lejanía. Y cuando lo pienso también me pongo triste.

Me he levantado con un sueño golpeándome y me deja tocado. Un sueño donde aparece alguien que siempre sueña de forma extraña y donde yo hablo con ese alguien, conversaciones frágiles y deseadas.

No era el sueño de una noche de verano, pero tenía que ver con Shakespeare. Y con Marlowe, y con Beowulf y la forma de pronunciarlo. Y con todo lo que pueda saber del teatro isabelino, o de todo lo que pueda saber que no sabía del…

Hacía tiempo que no miraba estas cosas…ahora solo, dicen, me monto películas.

La frase para cerrar la entrada no puede ser otra que…

Shakespeare, Love an Calls

Historias Pulp

Historias Pulp

En mis idas y venidas por los escenarios que se plantean bajo la carpa de la literatura, por los distintos universos del zodiaco de los libros, me encuentro con un autor desconocido Robert Leslie Bellem y su personaje Dan Turner. Y me topo porque dando vueltas por el socorrido y placentero almacén que es FNAC doy de bruces con un libro pequeñito de Valdemar que selecciona una colección de aventuras de este Dan Turner, englobadas todas ellas dentro de un género del que había oído hablar mucho pero del que no había leído nada. El Pulp.

Mi acercamiento al Pulp era básicamente a través del cine por la película Pulp Fiction, de la que había oído que hacía honor a las revistas de los años 30, su época dorada, denominadas de esa manera. Revistas con historias cortas, rápidas, donde se mezclaban detectives con coristas de manera poco elaborada, donde los personajes son directos y sintéticos. Revistas baratas con historias variadas de terror, misterio, thriller, ciencia ficción, westerns, buenos y malos. Revistas de 25 centavos, llamadas Pulp por el papel, la pulpa de madera barata con que se confeccionaban.

Y dentro de estos Pulp, surgieron muchas tendencias. El horror del colectivo de Arkham liderado por Lovecraft, los detectives de línea "hard boiled" tipo Doc Savage, la espada y brujería del cimerio Conan creado por Howard…y luego los Spicy Pulps. Que eran lo mismo pero con un componente erótico adicional que hacía que en cualquier momento apareciera una modelo en sujetador tumbada en el apartamento de un detective, sin venir a cuento, o que debido al calor californiano una actriz se despojara de su camiseta dejando libres sus “montañas de deseo pidiendo que los acariciara”…esos Spicy Pulps son el terreno de Dan Turner, el personaje del Robert Leslie. Me compré la recopilación y disfruté como un adolescente leyendo las historias cortas, a veces sin sentido ni lógica, de Dan Turner.

Esto me ha llevado a comprarme otra recopilación del mundo de los Pulp, “Los hombres topo quieren tus ojos”, esta vez basado en el mundo del Weird Menace en vez de en los Spicy. Si bien, este subgénero del Weird Menace no hace ascos a la parte sexual, más bien al contrario. Pero en este caso las chicas son secuestradas por extraterrestres que quieren hacer cualquier aberración, o torturadas de forma sádica por algún demente con psicopatía múltiple. Aún no he empezado a leerlo pero ya tengo ganas, estoy con la introducción para adentrarme en este mundo, el cual algún esnob llamaría subliteratura, pero a mí me gusta. Y yo también soy esnob a veces.

Me encanta leer y descubrir cosas nuevas.

El Ascensor (Texas Love'em) - Viernes tarde (4)

El Ascensor (Texas Love'em) - Viernes tarde (4)

(...continuando...)

 

Intenté relajarme con el café, contradicción aparente, pero no logré más que desear que corrieran los minutos para el comienzo de la película. Mientras Silvia me acompañaba con una tónica, yo la pregunté porqué no había venido su novio.

-       Bueno, Paco no es muy de cine antiguo.

-       Joder tía, ¿Blade Runner es para él cine antiguo?, y entonces ¿qué opina de El Halcón Maltés?

-       Bueno, esas ni las conoce, como sean en blanco y negro directamente no las ve. Le gusta el cine de ahora, en plan Spiderman y eso.

-       Anda, ¿aficionado a los comics entonces? –intenté buscarle un asidero con el que yo pudiera entender el motivo de la relación. Bueno, en realidad lo que quería era averiguar qué era interesante en su novio, pero desde mi punto de vista, lo mismo a Silvia no le gustaban los comics.

-       Noooo, que va –Silvia parecía sorprendida de la pregunta-. Los cómics no le gustan, bueno no sé si le gustan, pero no le he visto nunca con alguno. Dije lo de Spiderman porque era algo moderno, también le gusta Tomb Raider o Misión Imposible o alguna de Jim Carrey.

-       ¿Bromeas?, ¿de Jim Carrey?, ¿de ese payaso con aires de actor?

-       Bueno, sobre gustos…además, ¿le has visto en El Show de Truman?

-       Touché, me encanta esa película. Pero creo que es más mérito de Peter Weir.

-       ¿Y en Man on the moon como Andy Kaufman?

Me daba la impresión de que el Ángel Azul –se me ocurrió llamarla así ya que era rubia como Marlene Dietrich y estábamos en la filmoteca que seguramente será uno de los pocos sitios donde proyecten a Marlene- había trenzado bastante bien la defensa de los gustos de su novio, o simplemente estaba jugando a un “no te creas tan listo sabiendo de cine que todos sabemos”

-       Bueno, está bien, admito que es un actor de la talla de Marlon Brando. Aunque de Man on the moon, lo que más me gusta es la canción de R.E.M.

Con mi comentario Silvia sonrió, y aunque la tensión por el hecho de no parecer un estúpido sabihondo había disminuido algo, seguía mirando la hora esperando el momento del comienzo de la película.

El acero de mi afilada lengua…pensaba, no había podido descifrar el entuerto de qué hacía Silvia con Paco cuando a una le gusta Blade Runner y el otro probablemente era fan de Dos Tontos muy Tontos. No me cuadraba aún el asunto.

Poco a poco pasó el tiempo mientras oíamos una selección de música de los ochenta que ambientaba la cafetería. Sonó the killing moon de Echo and the Bunnymen, pensé en comentarlo, pero sería un punto más de friquismo y en ese punto empezaba a sospechar que Silvia prefería un personaje del landismo antes que de berlanga. Si bien yo parecía más un pobre imitador de Allen en Sueños de Seductor.

-       ¿Vamos adentro?, son menos diez, por aquello del sitio –sugerí relajadamente mientras mi pie derecho me lo agradecía pues no había dejado de rebotar su tacón en el suelo desde que apareció ella.

-       Venga, vamos.

Habían pasado solo quince minutos desde que nos sentamos a la mesa y me pareció un mundo de tensión y nervios.

 

(...continuará?)

Alucino

Alucino

Me gusta cómo los amigos me preguntan qué te ha pasado cuando aparezco jodido. Me sorprende cuando gente para la que uno piensa que, en mi estupidez vital, podría significar remotamente algo , resulta que ni preguntan. Ni aparece una tímida secuela de preocupación, ni siquiera de recuerdo.

No sé...pero jode.

No pido que mis cuitas sean recogidas con el cuidado que supone recoger una mariposa, teniendo precaución de no dañar sus alas para que pueda seguir volando. Ni tampoco que sean tenidas en cuenta con la contundencia con la que se puede recoger el trigo de un granero. Tan solo es un preguntar...

Lo curioso es que yo sí preguntaría, igual que lo hice ayer, lo haría mañana. A mí me preocupa. Por eso debo ser gilipollas. Tan gilipollas como la mariposa que no es recogida por unas manos especiales. Tan gilipollas como para seguir pensando que Shakespeare es la hostia. Tanto como para que estas palabras sean tan deslucidas como pueda ser el sentimiento que provoca el que Pergúmeno pueda pasar desapercibido ante Musa.

Es cierto, jode.

Llega la lluvia...

Llega la lluvia...

Cansado para escribir...pero al fin llega la lluvia y el otoño se decide a aparecer.

Buen cine...

Buen cine...

Noche de cine, Only Angels have wings. Película del año 1939 donde Howard Hawks nos prepara una historia de aventuras de una empresa de pilotos y, como no, tira de su celebérrima tensión sexual y para ello pone en juego a su mejor exponente, su baluarte de galán, el incomparable Cary Grant. El contrapeso lo poner Jean Arthur, actriz poco recordada pero que cuenta en su haber películas como Berlín Occidente, Caballero sin espada, Vive como quieras… La película en cuestión no plantea el duelo típico de la seducción como enclave fundamental alrededor del cual girar el argumento. Nada de eso, de hecho Bonnie, el personaje de Jean Arthur, contribuye más a la presentación de Geoff –Cary Grant- y de su grupo de aviadores que al interés por lo que pasará entre ambos.

La trama esencial de la película es la empresa de aviación de transporte situada en “algún lugar de América del Sur”, donde unos cuantos pilotos americanos se juegan la vida para que el negocio del holandés, regido por Geoff, pueda sobrevivir al tiempo que ganan unos dólares. La amistad entre Kid –Thomas Mitchell- y Geoff tiene mucho más peso que el posible amor que surja por parte de Geoff hacia Bonnie. La aparición de Rita Hayworth como la antigua novia de Cary Grant añade más interés que la propia Bonnie, la cual tiene un papel de niña pija que encuentra un malote genial con el cual tener una aventura de verdad. Mientras que Judy –Rita Hayworth- tiene más pinta de mujer arrebatadora. Pese a la escasa presencia de Rita Hayworth, la sensación es que le da mayor entidad a su personaje que lo que Jean Arthur trata de hacer por ganar pantalla en el papel de Bonnie.

Película por la que, curiosamente, el tiempo no pasa. Los aviones ya no son esos, los besos en pantalla ahora son con lengua, los pantalones no se llevan por encima de la cintura –tremenda la imagen si vemos como evolucionan las modas-, pero tiene una puesta en escena, un acercamiento a los problemas que surgen –desengaños, amistad, negocios- que consiguen que verla sea como tomarse un refresco, algo que aplaca la sed de buen cine.

Ahora sería imposible hacer una película así porque apenas hay peleas –una en el bar, y dura del orden de diez segundos-, apenas hay motivos para efectos especiales aunque fue nominada a ese Oscar –los aviones saliendo y entrando de la pista, cruzando el desfiladero-, y el rollo sexual se mueve en lo sutil. Con estas premisas la película podría hacerla Woody Allen, no veo a un grandilocuente como Cameron, por ejemplo, intentándolo. O sí, quizás sí, pero sería algo posiblemente grandilocuente y aburrido. Lo llamarían remake pero sería un pastiche moderno.

Resumo con una frase, es una delicia para el aficionado al buen cine.

El ángel caido

No me apetece escribir sobre Danza Invisible, pero esta canción es la hostia...El video es una basura,...bueno, no es un video sino una foto fija del album en cuestión. Pero la canción...

 

 

 

El joven nostálgico...

El joven nostálgico...

No entiendo nada, apenas nada. Y escucho canciones interpretadas por Javier Ojeda, Danza Invisible. Escucho el ángel caído, el joven nostálgico, sin aliento (recuerdo ponerla en el coche mientras alguien la buscaba, ese alguien ni se acordará),… no entiendo nada porque si quiero entender me agoto y me ahogo en un mar de sin sentido.

No acabo de encontrar la vía de escape a tanto silencio. No sé porqué cuesta tanto. No soy capaz de llegar a abarcar el pensamiento de aquellos que deciden olvidarte.

Danza invisible…

Sus ojos grises miran al invierno la tristeza como el agua alberga en su interior apenas hay noticias en sus días sometidos al poder causado del reloj el joven nostálgico, el joven nostálgico intenta olvidar que el tiempo ya paso el joven nostálgico, el joven nostálgico intenta olvidar que nunca existió cualquier suceso le divertiría vendería el alma por algo mejor y en tanto pasa el tiempo y todavía queda aún mucho más que el que ya paso uh, oh, oh, oh uh, oh, oh, oh no sabe si es su vida un error se busca por la chispa de la vida y algo más que no recuerdo se le escapo nunca cogió el deseo ni el tranvía y algo más que no recuerdo se le escapo… el joven nostálgico.

El tímido de Pergúmeno...

El tímido de Pergúmeno...

Te dije que me llamaras si querías, argüía Musa a Pergúmeno.

- Ya, pero me da vergüenza, no me atrevo.

- Problema tuyo, entonces.

- Ya, pero no sé resolverlo. Y me encantaría conversar contigo.

- Ahora lo estás, haciendo.

- Ahora estoy soñando Musa, esto no es real.

- Eso es cierto. ¿Por qué sueñas conmigo?

En ese momento Pergúmeno despertó desconsolado...pensaba que era incapaz de hablar con ella porque la veía tan lejos que pensaba que interrumpirla con su voz sería una mezcla de error y molestía para ella. No se atrevía a perturbarla y al tiempo quería saber de ella, hablar con ella. Oirla. Se preguntaba si sería posible de ver algo de interés en ella porque él llamara. Pero eran preguntas sin respuestas.

El mundo no obedece a los deseos, obedece a las realidades -pensaba-, y la realidad es que me siento tan pequeño que soy incapaz de hablar con Musa. Sería más fácil si ella quisiera hablar, pero eso es una incógnita. Mejor no molestar.

Mejor no molestar...mejor no molestar...y Pergúmeno se volvió a dormir con esa letanía resonando en su cabeza.