De mi época en que firmaba como S.Dedalus...
EL CUENTO DE LAS NAVIDADES PASADAS (PESADAS)
Invierno, un invierno de verdad, con copos de nieve cayendo sobre el asfalto de la ciudad cubriendo como una sábana blanca las miserias de un lecho pecaminoso. Así se presentaban las fiestas navideñas y del nuevo año, por fin nieve en la ciudad.
Johnny Ra paseaba lentamente por las estanterías de B.S.O. en una conocida tienda madrileña. Afanosamente entresacaba CD's con la esperanza de encontrar algún Delerue despistado o un Herrmann ignoto. Tiempo perdido. Ya estaban todo más que vistos. Vuelta a las masas, ¿un Dylan, quizás?...
Charlie Atan jugaba con su futuro después de que su antiguo jefe lo hubiera malgastado, sepultado durante más de un año bajo un montón de facturas impagadas. Tras decir adiós a su jefe y saludarse a sí mismo emprendió un nuevo viaje con destino incierto pero sin duda más fascinante que su pasado inmediato.
Class Easter rumoreaba entre dientes una maldición ante el totem sagrado de la sociedad industrial, la productividad. Así se despedía hasta el nuevo año de esa pena impuesta en las altas instancias laborales. ¿Master?. Ni siquiera aparece en el Diccionario de la Academia. Hasta el siguiente enero esperaría el tiempo de la historia, y después esperaría la desidia del tiempo.
Johnny, Charlie y Class formaban parte de esa clase de gente que se creen especiales, y digamos que eso los hacía algo desconsiderados hacia los demás y hacia ellos mismos. Unos tipos con toda la apariencia de ser insoportables. Se reían de las buenas gentes. Criticaban al considerado, menoscababan la moral del apocado, despreciaban al no bebedor, hacían mofa de los errores ajenos, acusaban a los bien parecidos,... y demás crueldades que los hacían bastante indeseables entre sus semejantes.
Todas las Navidades las buenas gentes del barrio de Johny, Charlie y Class se dedicaban a vivir estas fiestas con el máximo de interés en que reinase la paz y la armonía entre los ciudadanos y niñas de largo de buena voluntad. Pero Johny, Charlie y Class no malgastaban su tiempo en esas minucias, no, no. Eso era calderilla para sus bolsillos, y su espíritu navideño lo mostraban en otros ambientes. Así pues, ¡qué mejor forma de comenzar la Navidad que en un local con ambiente de Jazz! A la gente normal se le ocurrirían miles de respuestas, pero la mente de estos perversos no era muy prodigiosa con lo cual allí aparecieron, en el local de Jazz, para dar la bienvenida a la Navidad igual que habían dado la bienvenida a multitud de nuevos días desde aquella barra de cuero negro. Con un camarero que podría odiarles y otro que podría amarles. Con los vasos turbios de alcohol y la mente convulsa entre nubes de ideas inconclusas y mal expresadas. Con una multitud transparente ante sus ojos mientras sonidos de New Orleans martilleaban el piso en forma de suelas de zapato. Corbata movida por el be-bop.
....¿?
- Soy el fantasma de las Navidades Pasadas - susurró el ser ectoplásmico en los oídos de Johnny. Este, con el estómago un tanto constreñido debido a la cantidad de ginebra ingerida poco antes, vomitó encima del ectoplasma confiriéndole un aspecto más aterrador -a Johnny- a su vez el espectro con aspecto de Orson Welles comenzó a aullar y a arrastrar cadenas por toda la habitación.
Johnny quedó estupefacto. El fantasma, o lo que fuera, con tanta acababa de ventilarse una botella de Larios y el Budokan de Charlie. Cuando Johnny se dirigió para explicarle el problema que le estaba creando, el fantasma agitó uno de sus dedos en dirección a la ventana. Esta se abrió y un frío invernal -lógicamente- invadió la habitación junto con el silbido de un viento y una verde neblina que parecía reptar por las paredes de la habitación.
- Ahora, acompáñame - ordenó el fantasma mientras acompasaba sus palabras con el movimiento de uno de sus brazos mostrándole un camino invisible hacia la ventana.
- Y un cojón - sugirió Johnny
- ¿Cómo?
- He dicho que un cojón, pues menudo frío hace fuera.
- Oye, tu sabes cómo es el cuento así que no me jodas, he dicho que me acompañas y me acompañas.
- Y un cojón.
- Si vienes te devuelvo el Budokan.
- ¿Y la botella?
- Vale y la botella.
- Bueno, entonces vamos.
... ¿?
cuento antiguo sin completar, sin concluir...