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Notas de Mr. Kite

Sudor en la noche

Sudor en la noche

El inspector Couldyun se despertó sudando en medio de la noche. Empapado, las sábanas como si hubieran sido regadas y el pijama pegado al cuerpo. Intentó encender la luz pero al presionar el interruptor no ocurrió nada. Oscuridad, tan solo la luz de la luna entraba por una ventana cuyos visillos eran transparentes. De pronto sintió algo en sus manos, tenía algo en una de ellas. Su mano derecha apretaba algo, algo suave, pequeño, con forma redondeada. ¿Qué podía ser?

El inspector se levantó, apretando su puño cerrado para que no se le cayera lo que llevaba, fuera lo que fuera. Sentía el pelo empapado y una heladez que comenzaba a invadirle el cuerpo debido a un sudor que ya estaba enfriándose. Se acerco a la ventana, la única luz de  la que parecía disponer. Abrio la mano, había dos píldoras. De colores...se quedó mirando y entre los resquicios de los dedos adivinó un pequeño resplandor blanco en el suelo. Se agachó y vió que había una nota.

"Querido inspector,

Se que me persigues, que quieres que deje de matar y, bueno, algo has logrado porque he estado dos horas en tu habitación, contemplándote, viendo tus ropas, cortando el cable del interruptor de la luz -no fueras a despertarte con ganas de pelea-, y en todo este tiempo no he tenido tentaciones de deslizar la hoja afilada de mi habitual bisturí por tu cuello. Es más, me hubiera encantado hablar contigo, pero posiblemente tu hubieras intentado detenerme o alguna tontería semejante. Así que preferí callarme.

Mi buen inspector, llevo tiempo sabiendo de tus pasiones, vigilando tus pasos. LLevo tiempo intuyendo que yo soy yo y tu eres yo. Cuéntame, ¿acaso no sientes que algo te quema por dentro y no sabes qué es?, ¿acaso no estás buscando un amor puro y solo encuentras placeres vaginales?, ¿acaso no lees buscando respuestas y solo encuentras nuevas preguntas?, ¿acaso no te sorprenden demasiadas mañanas con la sensación de que nada funciona?... mis crímenes son un juego inspector, un juego al que te gustaría jugar. Una determinación por lo poco de absoluto que podemos hacer.

Mientras yo me reivindico usted pasa los días con el necio de Soppott, buscándome entre sombras y pistas falsas. Querido inspector, olvide a su sargento fiel, a su perro de guardia, olvidese a usted y sea fiel a sus instintos. Coja un color, coja una píldora, tráguela y salude al laúdano que tanto consume, pero este laúdano no es de este mundo. El color no se lo puede decir.

Saludos inspector, feliz claro de luna"

El inspector dió un grito, soltó un gemido teñido de odio, toda la ciudad podría haberle oido...pero apenas pudo oirse dentro de su habitación pese a que en su alma el sonido resultó estruendoso.

- Maldito hijo de puta, maldito, te cogeré, dejarás de matar...no consentiré que sigas torturando y matando. -y arrojó las pildoras contra el suelo- mira lo que hago con tus píldoras, las tiro, escupo en ellas, como escupiré en tu cara cuando te coja. Maldito, maldito...-y comenzó a llorar, llenó su pecho con un llanto cargado de congoja mientras gemía, -...yo no soy como tú, hijo de puta, yo no soy como tu...¿dónde estás?, hijo de puta...ayúdame William, ayúdame.

El inspector se tumbó en el suelo, llorando, allí se quedó el resto de la noche, llorando en un gimotear infantil que le condujo a un sueño, un sueño que resultó tranquilo, sin sobresaltos. Hacía mucho tiempo que no dormía así.

1 comentario

Anónimo -

Eres un crack!!