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Notas de Mr. Kite

Eddie de Eduardo

Eddie de Eduardo

Eddie se secaba el pelo frente al espejo, apenas un par de minutos más y luego lavarse los dientes. Le gustaba secarse bien el pelo para luego no peinarse. Eddie es un auténtico chico alternativo, tiene dinero de un buen trabajo y un pisito apañado. Sus deseos son básicamente tres, un buen polvo, un buen polvo y un partido futbol con amigos. Podrían ser dos pero el polvo le gusta el doble que el fútbol.

Eddie se estaba preparando para una cita, de esas citas a ciegas de internet. Bueno, no tan a ciegas pensaba él, “me ha mandado la foto”. Pero eso podría ser tan falso como lo que él le contó a ella acerca de que estaba a punto de ser socio en Price. En realidad acababa de ser nombrado gerente y de ahí a socio le podían quedar fácil más de cinco años. Pero bueno, cinco años es un periquete desde un punto de vista cosmogónico, así que tampoco había mentido tanto.

Pero la foto…él si mandó su foto…y la de ella. ¿Sería falsa?, Eddie empezó a darle vueltas a esa idea según se secaba el pelo. Parecía que cada cabello que secaba le gritara “pero tío, te ha colado una foto de otra tía”.

El caso es que la tía no estaba mal pero tampoco era una supermodelo, puestos a engañar, no se –pensaba Eddie- hubiera mandado una tía cañón. Claro –se decía- Ángela tiene que ser esa, ¿para qué mandaría una foto de una tía normal?

 

Eddie se convenció a sí mismo, de igual forma que se había convencido hacía diez años que Eddie era mejor nombre que Eduardo. De la misma forma que se convenció de que su vida era exitosa

 

Al rato, una vez que Eddie se aderezó como si fuera una ensalada lustrosa preparada para subyugar a un comensal, el guionista se levantó y  pensó “vaya mierda de historia se me está ocurriendo, paso, fuera, y empiezo de nuevo”

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