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Notas de Mr. Kite

Hoyos, elecciones, alcaldes y recuerdos

Hoyos, elecciones, alcaldes y recuerdos

LLega otra semana santa, y van...

Los viernes de pasión me resultan cercanos y me siento familiarmente unido a una desazón motivada por el desarrollo lumínico del ambiente. Lo de siempre vamos. Y Madrid se vacía, y eso es fantástico. Y me da por recordar antiguos amigos, conocidos del pasado, retazos de memoria no olvidados de color ocre, con olor a café o a cerveza o a perrito caliente a las tantas de la madrugada. Y recuerdo vacaciones y risas y malos rollos. Y el tiempo del pasado que se va y se vuelve y se instala con ganas de desviar la atención a lo poco en lo que tienes que centrar la atención.

Y los días de esta época de política insana y de mentiras compulsivas se arrastran en una primavera que tiene ruedas de molino porque tenemos que comulgar con ellas. Y no se como se comulga con una rueda de molino, pero imagino que si es llevándola a cuestas debe sera algo complicado y cansado. Y las cifras de las carreteras asustan y vemos que las leyes son solo papeles y que la gente no hace caso a papeles técnicos sino a la psicología del marketing, y el marketing de la ley de tráfico ya caducó y ahora a la gente ya no le dan miedo los puntos sino el no poderse comer la langosta a tiempo en un restaurante de Porto Novo. Y el lider de la oposición se congratula del golpe a los terroristas y el lider del gobierno se cogratula de que el otro se congratule y de la acción policial en sí. Y aquí nadie piensa si tanta congratulación no es más que un ejercicio de recogida de votos o votantes, de operación de marketing previa a las elecciones de los alcaldes que nos llenarán de hoyos el paisaje urbano. Aquí la gente piensa lo que le dicen en la emisora de turno. Porque ahora mismo el corazoncito de las españas se lo dan las emisoras a la gente. Y como las emisoras quieren ser líderes en audiencia critican a la competencia y además se afilian a grupos de poder y de nuevo el lío se monta y los de a pie nos lo tragamos, que para eso estamos, para tragar y hacer que la rueda siga girando...y digo yo, ¿será esa la rueda de molino con la que comulgamos?

Nuestros alcaldes no saben que los hoyos del espíritu no pueden realizarse por decreto sino que salen solos, y el cemento para cubrirlos no se compra a Portland, y no hay previsiones de cuándo terminar las obras ni presupuesto para las mismas. A veces el mismo hoyo sale de forma continúada y unas veces se tapa en un periquete -¡qué gran medida de tiempo!- y otras veces tarda una eternidad en desaparecer. Nuestros alcaldes solo saben que algunas parcelas bien expropiadas pueden financiar la próxima obra de ladrillo. Nuestros alcaldes no nos merecen porque nosotros no merecemos nada ya que solo somos un deshecho de una maltrecha educación donde apenas supimos aprender lo que la democracia signficaba pero que estuvo plagada de clichés universalmente aceptados sin previa reflexión de los mismos.

Nosotros vagamos sobre nuestras ciudades, nuestros alcaldes navegan sobre nuestra voluntad.

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