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Notas de Mr. Kite

Sombra nocturna

Sombra nocturna

La pasada noche me desperté de un salto, había oído un ruido en mi mesilla. Algo raro, pensé que sería un sueño, las mesillas no suelen hacer ruido a no ser que sea la casa de tu hamster, y yo no tengo hamster. Así que encendí la luz de la mesilla para averiguar qué pasaba.

Al encender la luz el ruido desapareció de la mesilla pero fue sustituido por unas pisadas saliendo del dormitorio y una sombra que me saludaba agitando su mano. Me acordé de Daniel y una canción de Elton John. Desperté a Susi, que dormía a mi lado, y le pregunté si había oído algo. Me dijo que no y se dio la vuelta mostrándome sus sinuosas caderas desnudas y por un momento me olvidé de la sombra.

Pero oí que me chistaban, era la sombra de nuevo, esta vez incitándome a seguirla con su dedo índice moviéndolo hacia sí. No entendía nada, porque al girarse el perfil de la sombra era el de Susi...lo averigüé por los pechos.

Le dije a Susi que iba a ver que pasaba y me respondió con un "estarás soñando" y me quedé mirando de nuevo sus caderas decidiendo si volar o si investigar. La sombra me llamó "eh", y pensé en guardar las caderas para luego.

Cuando salí de la habitación encendí la luz del pasillo, entorné la puerta para que Susi no se despertará más de lo que ya había hecho y me dispuse a salir de mi sueño o a sentarme a charlar con una sombra que había salido de mi mesilla. Recordé a Peter Pan y pensé que tal vez debería ir a por un alfiler e hilo.

Avancé por el pasillo hasta la puerta del salón que estaba iluminado suavemente, las luces que le llegaban del pasillo competían con la oscuridad de la noche y con la luz de una farola, quedando una situación triangular de tira y afloja que desembocaba en una penumbra extraña. Pensé que la luz del pasillo era demasiado poderosa en esa situación y la apagué. Cuando lo hice, vi sentado en uno de los sillones a Susi...bueno, a su sombra, una sombra tenue, viva gracias a la farola de la calle. Hizo un gesto para que me sentara en el sillón de al lado.

Yo, como aún no había averiguado si era un sueño, un personaje de Barrie, un experimento de alto secreto o los efectos de la marihuana de después de la cena, no estaba dispuesto a luchar contra una sombra que se me presentaba con tal decisión y valentía en mi mesilla, así que me senté a su lado.

- Te gustan mis caderas,... mucho, ¿verdad?

- ...

- No te sorprendas, sabes que es así. Te hubiera gustado quedarte en la habitación para jugar con ellas. ¿No?

- Sí -de pronto me vi envuelto en un juego del que no se cómo saldría, pero parecía que todo cobraba un sentido imprevisto.- Sí, pero te seguí.

- Mal hecho.

- ¿Por qué?, me llamaste. -era claro que mis cartas estaban marcadas.

- Otras veces te llamo y no me escuchas.

- No entiendo -la sombra estaba muy cómoda, en un gesto típico de Susi, con las piernas cruzadas encima del sillón, me encanta ese gesto.

- Te gusta como cruzo mis piernas, ¿verdad?

- ...

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