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Notas de Mr. Kite

Volviendo a habitaciones desordenadas

Tras unos días fuera el regresar es como dedicar un poco de tiempo a observar si todo está donde tiene que estar. Miras la habitación de tu alma para ver lo ordenada que está, a ver si reconoces cada hueco, cada enser en su lugar, cada libro en su estante.

Yo suelo comprobar que la habitación está manga por hombro. Plagada de recuerdos inconclusos, deseos en un tintero rellenado una y otra vez, papeles de mundos lejanos, retazos de besos que no se dieron, alambiques con líquidos de color extraño que tal vez provengan de las destilaciones del azúcar del ánimo, libros por el suelo…

No está sucia…está desordenada. Y uno se tira un rato en los momentos de la vigilia pensando cómo se puede ordenar todo. Y no sé de ningún método fácil, quizás porque no lo haya.

Mientras le das vueltas y vueltas, piensas en el viaje que has recogido de tu maleta, el que has guardado en tu memoria con sus momentos. Haces un montón de sensaciones buenas y otro de sensaciones malas, las pones en los platillos y miras qué te sale.

Y los resultados del balance entran también a formar parte de tu desordenada habitación, a modo de homenaje a Antonio Vega. Y los miedos y la pasión e imaginar hacerte el amor. Así vas recogiendo las prendas que visten un viaje hasta dejarlo desnudo para poder pesarlo bien. Para intentar sacar un valor justo del mismo.

Hay personas adorables que ahora solo escuchan bandas que enarbolan salvajemente un torrente vocal, con guitarras distorsionadas, con letras explicitamente provocadoras, con la evidencia de la huida de lo bello y lo tierno. Son apuestas que no me parecen mal...pero la belleza de lo tranquilo, me parece tan genial como sutil.

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