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Notas de Mr. Kite

TANGO - 2 - ESTROFA PRIMERA – Parte 1 de la letra del primer deseo

TANGO - 2 - ESTROFA PRIMERA – Parte 1 de la letra del primer deseo

ESTROFA PRIMERA – LETRA DEL PRIMER DESEO

Un día Gari se topó en el rellano de su escalera con Livia Solil, Liv para los amigos entre los cuales no estaba Gari. Una vecina en la que apenas había reparado debido a la buena o mala fortuna que suponían sus horarios, una incompatibilidad temporal para cruzarse en el rellano de la rutina diaria. Ella trabajaba de intérprete para una agencia de traductores, y sus idas y venidas estaban sujetas al azar del siguiente congreso y de la siguiente ciudad donde fuera mandada por la agencia.  Su nombre, Livia, siempre le atrajo a Gari, le resultó curioso la primera vez que lo vio en el buzón. Sonaba romano, pero claro es que era de ascendencia italiana. De eso se enteraría más tarde.

Gari por su parte tampoco tenía un nombre muy normal. Se lo pusieron sus padres después de una sesión de cine antiguo en una sala madrileña, de esas de arte y ensayo. Después de ver Solo ante el Peligro sus padres debieron tener una sesión de sexo y él fue el resultado. Decidieron el nombre por la película, en ese momento no sabían que la soledad ante el día a día iba a ser algo demasiado habitual durante un tiempo. Gari, con i latina, eso sí, que para eso era español. Era evidente que si hubiera sido niña se habría llamado Gracia.

Aparte de esa extravagancia en el nombre, Gari era un gris funcionario, disfrutaba de unas horas todas las tardes para ver cine en casa, tomar cervezas con los amigos o disfrutar de una cena en la compañía que tocara. Y la compañía a veces era buena y otras no tanto. Básicamente dependía de si la cena era con buen vino o con cerveza. Las sensaciones eran distintas, y prácticamente el sexo también. Gari se había convertido en un friki del vino, bueno, del vino y de muchas otras cosas más. Y siempre tenía a mano una dotación de 10 o 12 botellas de buen tinto y otras tantas de blanco, bien fresco, que era el que más solía gustar a las mujeres poco avezadas en el placer de esa bebida tan tradicional y tan moderna a la vez.

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