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Notas de Mr. Kite

Sin rumbo

Sin rumbo

Días y días. Y otro más…

 

-          Inspector, últimamente le veo algo confuso, con cierta pesadumbre.

-          ¿Ultimamente William?

-          Bueno, quiero decir, que desde hace unas semanas le veo pensativo.

-          ¿desde hace unas semanas?

-          Sí, en fin, es cierto que suele pasar épocas pensativo. E incluso rachas de apenas querer hablar con nadie. Y si bien ahora está comunicativo, también le veo disperso.

-          Bien William, señor Soppot, tantos años juntos le han conferido la habilidad de juzgarme por lo que veo…

-          Inspector, no es un juicio lo que pretendía… -el inspector Couldyun no le dejó terminar.

-          Sé que no me juzga a mí pero sí que valora mi actitud. Bien, William, teniendo en cuenta que me gusta la literatura y que no puedo leer a Shakespeare, que me gustan las explicaciones y no veo explicaciones a las dudas que se plantean en los casos que me ocupan, y que me siento incapaz de centrar mis pasos porque las baldosas que piso tienen un dudoso cemento por debajo…efectivamente, estoy pensativo.

-          Vaya, inspector, lo lamento…¿tiene solución lo de Shakespeare?

-          Bueno, una opción es leer otras cosas. Quizás “la tempestad” sea una buena definición de lo tumultuoso que se vuelve mi pensamiento en estos momentos.

-          Y tanto tumulto, ¿puede saberse a qué se debe?

-          No, William, no puede saberse porque, entre otros motivos, ni yo mismo podría decírtelo con una seguridad del cien por cien. Lo que sé es que el rumbo que siguen mis días es desconocido en parte para mí. Y entre tanto rumbo posible me gustaría encontrar un faro.

-          ¿No tiene un fato que le ilumine?

-          Entre tenerlo y pensar en tenerlo o pensar en que hubo luces y ahora hay sobras me entretengo día tras día.

-          ¿Y eso?

-          Porque la tranquilidad de unas manos puede ser el puñetazo en el rostro del desprecio.

-          ¿Cómo?

-          …usted sabrá si quiere comer señor Soppot…usted sabrá.

 

Shakespeare, Love and Calls

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