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Notas de Mr. Kite

Caminando sin rumbo

Caminando sin rumbo

El bosque por el que voy caminando tiene el mismo color desde hace meses. Los tonos cambian, van, vienen, pero es la misma vegetación coloreada y cambiante en los matices. Recorrer este paraje de árboles, arbustos, caminos, ríos, valles, montañas, es un camino atroz por lo incierto del siguiente recodo. Pero esa incertidumbre no responde a una realidad, el otro recodo se parece bastante al anterior y serviría para dibujar el siguiente. Así van los días, así transcurre el camino.

Este camino no sé dónde va, y el de dónde viene es algo que recuerdo pero que la memoria no detalla bien. Busco salidas a este viaje, desviaciones, huidas a otros lugares. Y cuando encuentro esas salidas no me decido a tomarlas porque no veo claro ni el otro lugar, ni si es lo que quiero, ni si dejar de sentir el latigazo de las ramas es lo que quiero. Sentir latigazos te hace sentir, y creo que por otros sitios los narcóticos no te dejan sentir nada, ni bueno ni malo. Pero sentir a veces duele. A veces tomo laderas del camino que surcan plantas opiáceas y me hacen pensar que todo es más fácil. No es verdad de forma duradera. Al rato todo vuelve a doler…bueno, no todo.

Llevo días en que estoy narcotizado por otros dolores y olvido que voy caminando. Pero sigo en un camino incierto, inmerso en una ignorancia vital que envuelvo con palabrería. Cuando el opio desaparece, cuando los aromas de las plantas se diluyen por el viento de un amanecer, entonces me voy deslizando por una cuesta sin remedio y plagada de deseos (uno o mil, nunca me queda claro eso cuando comienzo a resbalar). Pregunto cosas por saber si alguien es capaz de alimentar mi ánimo maltrecho en esa bajada a un charco plagado de lluvia nocturna. Y a veces no responden…y a veces cuesta que respondan. Y otras solo esperas palabras de consuelo cuando vuelve a amanecer. Y sigues caminando…así día tras día.

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