Pensando en nada

Llego de estar un par de días fuera y me encuentro con la misma mierda en este país del que uno es parte por nacimiento. Enfrentamientos sectarios que me hacen plantearme la mentira de la ideología. Aquí la gente no tiene ideas, simplemente van en contra de otros y las ideas les sirven de excusa.

Pienso en una canción, se lo digo a un amigo y me responde con otra. La misma pero otra, mismo título otra banda. Troublemaker, de Weezer a Nada Surf. Camino largo, de costa a costa, sonidos alejados pero no tanto. Ambos son etiquetados de vez en cuando con la marca pop e indie.

En este caso, para esta canción prefiero la de Weezer. Entre otros motivos porque la de Nada Surf apenas la conozco.

Se acercan días de fin de año con navidades de crisis y recuerdo la portada de un disco de Supertramp. Crisis, ¿qué crisis?, la que vamos viendo.

Me pregunto si esta crisis tiene un sonido característico. El sonido es algo extraño, a veces puedes meterlo en un trozo de plástico, para sacarlo de vez en cuando y de forma interminable. Ahí lo metes, como un mago de chistera que sacara pañuelos infinitos de un tubo. De ahí sale una y otra vez. El sonido es mágico porque es objeto de magia.

Y mientras la crisis decide qué sonido ponerse, qué canción la identificaría, mientras se decide la banda sonora de estos días, vayamos a prepararnos para la Navidad. A ver si hay nieve, al menos para pensar el porqué los copos que caen no cubren los sentimientos de insatisfacción. A lo sumo hace que se tiñan por un breve tiempo de gris.

Leo a Rafael Azcona en el pisito y me parece genial. No creo que sea actual, pero no solo lo actual es brillante. Parece que vivimos una época donde la caducidad se le agrega a todo. Maldita manía de etiquetar todo. Hay caducidades irreales, son las del mundo de los pensamientos.