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Notas de Mr. Kite

Reflexión larga...para aburrir

Reflexión larga...para aburrir

Leo una noticia de México, al parece el candidato del PRI –el partido que ejerció durante años la dictadura de la democracia siendo elegido de forma inapelable una y otra vez-, pues el tal Peña Nieto fue preguntado por los 3 libros que más han influido en su vida. Y ahí llega el bochorno.

El candidato político a la presidencia de uno de los países con más solera y peso de América Latina (obviamente junto a la pujanza de Brasil, Chile, Argentina), este señor respondió con un discurso de unos quince minutos para no decir prácticamente nada, evidenciando su ignorancia en lo que a literatura se refiere. Lo cual demuestra dos cosas:

- Que se puede discursear durante largo rato sin tener nada que decir.

- Que los políticos no se encuentran entre lo más culto de la población.

Ambas cosas ya eran evidentes para mí, pero no está de más que lo sean para más gente. Vivimos pensando que nuestros políticos son lo mejor de la sociedad cuando resulta que es más bien todo lo contrario, salvo honrosas excepciones –gran gesto el del actor valenciano Toni Cantó.

Recuerdo que una vez dije que yo, personalmente, le daba sopa con ondas –siempre me gustó esa expresión- a nuestro querido Zapatero, en lo que a cultura se refiere. Y no era soberbia por mi parte, al contrario, con ello quería decir que cualquiera podía darle una lección al político de León. Y eso es así porque nuestros políticos no son cultos, son simplemente políticos. Platón esto no lo veía muy bien, él consideraba que la polis debía ser gobernada por los mayores, debido a su acervo, a su pasado repleto de experiencias que les concedería la sabiduría necesaria para tomar las mejores decisiones de gobierno. De esta idea platónica, los políticos se han quedado solo con la parte de la polis, lo de gobernarla. Si gobierno la polis soy sabio y aquel que gobierna la polis es político, así que si soy político soy sabio. Claro ejemplo de falacia lógica ya que el primer argumento es falso, es un “deber ser” más que un “ser de facto”

Pero así es nuestra democracia. Nuestra democracia se asienta sobre las bases de la nueva aristocracia del siglo XXI. Los nuevos condes, barones, duques y marqueses son los diputados, senadores, ministros y concejales. Sobre estos cargos depositamos el gobierno al igual que en el siglo XVIII se depositaban sobre los monarcas absolutos y sus corte de trepas y aprovechados. E igual que antes las prebendas, sobornos, amiguismos y nepotismos fluyen sin cesar entre los miembros de estos aristócratas sin sangre azul pero con avidez de posición social.

Volviendo a la noticia, aparte de la reflexión sobre quién demonios nos gobierna. Hay un par de ellas más. Por un lado la de hablar sin decir nada. El político mexicano, este tal Peña Nieto, se tira un buen rato para no responder con claridad a la pregunta que le hacen. Eso me hace recordar cierta fama de los discursos de antiguos presidentes mexicanos, los cuales al parecer tenían duraciones insoportables, -más de tres horas-, hecho que se tornaba incomprensible teniendo en cuenta que eran el gobierno absoluto de México y no tenían que convencer a nadie pues todos les votaban por ese miedo tan ancestral al cambio. Y claro, Peña Nieto debe sentirse heredero de dicha tradición y, en la obligación de no decepcionar ante cualquier pregunta, se fija un tiempo no inferior a diez minutos. Aunque la pregunta sea ¿en qué año estamos?

Y la última reflexión que darle muchas vueltas se me viene a la cabeza es la que más me atrae, aquella sobre los libros que influyen en tu vida. La pregunta en realidad no es tan fácil. Yo me la he hecho a mí mismo y, si no has pensado en ella, cuesta identificarlos. En música quizás me resultaría más fácil, pero en literatura es algo más complejo. La literatura tiene una componente emocional, primario, de sensaciones, que es comparable a la que te produce la música. Pero además tiene un elemento esencial de fondo intelectual, satisfacción del espíritu o placer del alma o qué se yo como llamarlo. Es eso de “joder, esto que estoy leyendo me está descubriendo mundos distintos que ya habitaban en mí, soy más grande, tengo más visiones, he pensado sobre realidades diferentes, he averiguado otros modos de pensamiento”. Y esta parte es más complicada de evaluar en un minuto.

Si yo tuviera que decir mis tres libros…sería como mis tres canciones, mis tres películas, la respuesta sería distinta en función del momento de responderla.

Hoy diría El Guardián entre el centeno de Salinger, Sonatas de Valle Inclán, Suave es la noche de Scott Fitzgerald.

Ayer podrían ser El incidente del perro a medianoche de Haddon, Sonetos de Shakespeare, V de Vendetta de Alan Moore.

Anteayer podrían ser Las Flores del Mal de Baudelaire, El diablo en el cuerpo de Radiguet, The Sandman de Gaiman.

Y no seguiré con esta entrada porque corro el riesgo de discursear también, sin apenas decir nada…

 

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