Momentos simultáneos

Me da agobio la foto de la anterior entrada...

No sé el tiempo que transcurre entre el momento en el que una cerilla termina de pasear por la lija lateral de una caja y el momento en el que se enciende, posiblemente sea cero porque son momentos simultáneos. Así nos ocurren las cosas, la mayoría de forma y manera simultánea, aparentemente desconectadas pero con un hilo invisible y resistente que une cada uno de los momentos que nos suceden.

Me gustaría dormir un buen rato, con ensoñación, con sueños conducidos por paraísos decididos y con compañías elegidas. En los últimos tiempos los sueños no existen en la memoria, me levanto sin su recuerdo. Quizás mi otro yo onírico haya decidido que no tiene porqué informarme de sus andanzas nocturnas, que lo mismo era peor y suponía una tortura para el alma que me enterara de las compañías que frecuento cuando sueño.

Recuerdo vívidamente un sueño, este verano, agosto…fue tan maravilloso que cuando desperté no sabía si tenía ganas de llorar o de volver a soñar para encontrarme en la situación que ese sueño planteaba.

He tenido muchos sueños con la compañía que ese sueño planteaba, casi todos agradables.

Pero ahora olvido los sueños. Quizás sea una condena para que la ansiedad de lo irreal no se cruce en el día a día. Quizás los momentos a veces no coinciden en la lija lateral de una caja.