Cinta de moebius
Cuando tienes unas cuantas flores lo mejor es conversar con sus pétalos.
Cuando hablas con los pétalos de las flores puede que te hablen de paraísos que imaginabas.
Cuando te hablan de paraísos que imaginabas puede que desees vivrlos intensamente.
Cuando deseas vivir intensamente paraísos puede que llores por no vivirlos.
Cuando lloras por no vivir esos paraísos puede que la tristeza se aposente en tus manos.
Cuando tienes la tristeza en tus manos mírala a los ojos para observar si hay belleza detrás.
Cuando ves la belleza detrás del dolor puede que te equivoques de sentimiento.
Cuando te equivocas de sentimiento puede que el mundo no tenga sentido.
Cuando el mundo no tiene sentido puede que estés mirando a la verdad.
Cuando miras a la verdad puede que te asuste y quieras esconderte.
Cuando te escondes de la verdad puede que la felicidad no sepa encontrarte.
Cuando la felicidad no sabe encontrarte puede que no sepas dar pasos hacia adelante.
Cuando no sabes dar pasos hacia delante lo mejor suele ser quedarte observando sin avanzar.
Cuando te quedas observando sin avanzar puede que crucen delante de tu mirada centenares de noches sin atisbo de esperanza.
Cuando ves centenares de noches sin esperanza puede que sea mejor mirar tu jardín.
Cuando miras tu jardín lo mejor es recoger unas cuantas flores.
Cuando tienes unas cuantas flores empiezas de nuevo.
A veces vivimos en cintas de Moebius.
Shakespeare, Love and Calls
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