Fiestas navideñas, decretazo de felicidad

 Días de fiestas navideñas. Todo el mundo por decreto a ser feliz, si no eres feliz en estas fiestas es que eres un inadaptado, y si eres un inadaptado pues entonces coge a Bukowski y te lo lees que estás gilipollas.

Alguno leen a Bukowski pensando que era un tío gracioso y borracho. Yo no lo veo así, veo en Bukowski la poesía desgarrada de aquel que sufre con virulencia la desavenencia entre la realidad y el mundo interior. Hay dos grandes novelas que son la misma y son distintas. La senda del perdedor de Bukowski y El guardián entre el centeno de Salinger. Chinaski y Cauldfield sufren de una inadaptación similar, ambos están perdidos en el mundo que les rodea.

Ahora es Navidad, todo el mundo sonríe porque es lo que toca. El resto del año podemos ser unos hijosdeputa pero ahora sonreimos. Yo la sonrisa la tengo de metal, niquelada vamos. Estas fechas solo interesan si nieva, así ves los telediarios en solfa tradicional...y este año sin embargo la nieve temporera se convirtió en lluvia azotante y así estamos pasando estos días.

Yo voy deambulando con mis ideas de frustrado y mi sensación de los caminos revertidos y los deseos en el bolsillo enmohecidos y deseando salir. A mi la Navidad me trae al pairo el ánimo, me lo deja igual. La vela sin viento, sin barlos ni sotas donde mirar. Sin ceñir pues no hay brisa que empuje. Y aún estamos a la mitad de la travesía anual de estos días. Aún quedan unos días más para seguir celebrando esta ceremonia de la confusión donde los cachivaches aparecen por doquier sin saber si los necesitas y los abrazos resurgen de la nada cuando antes había caras largas.

Navidad, y la crisis ya está celebrando también. Habrá que abrazarla, ¿no?, supongo que nuestros políticos harán eso cada noche...

Por cierto...la foto es de un tal Diego García, la saqué de la red...al César lo que es del César.