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Notas de Mr. Kite

Rareza

Rareza

Debido al ritmo de los tiempos,  esos que alguien decía que estaban cambiando, debido al dichoso acontecer diario marcado por la imperturbable rutina humana, debido a estas cosas y a muchas más que no acabo de describir porque ni siquiera las veo, debido a todo y a más, me encuentro hoy en un montículo de rareza. Una rareza cuya naturaleza es la del polvo de estrellas, naturaleza etérea, naturaleza que no es natural ni artificial sino una mezcla sutil de granos de deseo con motas de desazón. O al revés.

 

Entre las motas y los granos puedes tender varios puentes de piedra, yo personalmente tiendo una mano a mi mismo que luego no soy capaz de coger. Porque es mi propia mano y siempre prefiero una mano ajena, sobre todo si es suave, sobre todo si es una mano con el espíritu de millones de años luchando por mostrar la sonrisa del vivir. Una mano que nadie ha visto.

Y el día es gris, y mi ánimo no. Afortunadamente el grisáceo me torna en melancolía contenida por las riendas del placer del desánimo. Esos caballos se aplacan con la penumbra que las nubes dejan posar sobre nuestros pasos. Mientras, nuestras sombras avanzan en una mentira eterna, pues las sombras no son más lo que la luz les deja que sean. Sin luz no hay sombras, y las sombras son lo opuesto a la luz. Y así deambulo, sin pergeñar los días para que sean más livianos. Así voy…con esta rareza que se aposenta de vez en cuando envolviendo todas mis sensaciones.

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