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Notas de Mr. Kite

Viernes de octubre

Viernes de octubre

LLueve, día de otoño total, fantástica sensación la de la lluvia tras el cristal. Compraría mil millones de ventanas para poder ver como llueve detrás de ellos. Con distintas formas y distintos marcos en distintos colores, para ver como llueve detrás de ellos.

La sensación de calor de una habitación con buena música -Van Morrison que diría Umma Thurman en una mañana de domingo, martini incluido-, con un sofá desde el cual contemplar como las gotas se pelean por agarrarse al cristal inutilmente. Sencillamente, el otoño es fenomenal porque además los árboles se tornan amarillentos, marrones previos al desnudo y empieza una degradación virtual de la naturaleza, virtual porque no es real pues la primavera la hace resurgir. Todo va calmándose, porque el invierno se avecina y las bajas temperaturas son para estar quieto, para quedarte en el mismo sofá con la ventana cubierta por cortinas semiopacas, que en invierno la lluvia es nieve y la nieve es mejor verla a la salida de un café, no desde una habitación con Van Morrison sonando.

Amy Millan, skiny boy, me gusta. Suena a otoño.

Hoy es viernes y no veo a gente en bicicleta. Será porque llueve o porque en Madrid la gente solo usa la bicicleta cuando eres un adolescente o un esnob. Si eres esnob intentarás ligarte a la vecina del tercero o a la tía de cuarto de periodismo, contándole lo interesante que eres porque lees a Kerouac y escuchas a la Velvet. Bueno, mejor eso que presumir de lobo estepario pasados los veinticinco. Yo intenté leerlo pasados los treinta y lo dejé, me di cuenta de que me llegó demasiado tarde. Me gustaba, pero era una sensación rara, como la de que has llegado tarde al teatro y ya no puedes entrar porque van por el tercer acto. Así que cerré el libro cuando llevaba una tercera parte, así que mejor no entrar al tercer acto. Quizás lo acometa en otra ocasión, pero más como fuente de información que como catalizador de sensaciones. La adolescencia son sensaciones, y los que además reflexionan por si solos son unos pedantes amargados.

Hoy es viernes, otoñal, con nubes que ya saben lo que les toca. Hoy los pianos de un paraje nocturno están siendo tocados por dedos invisibles que leen pentagramas de colores ocres. Hoy es un viernes de octubre.

 

 

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