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Notas de Mr. Kite

Lunes, verano...

Lunes, verano...

El rumor que dejan los dedos cuando escribes en el ordenador es el rumor del siglo XXI. Rumor de chats, rumor de navegaciones cibernéticas, rumor de cajeros automáticos, rumor de números y letras que existen de forma electrónica y que no aportan nada más que una ilusión de realidad con olor a banda magnética de tarjeta de crédito.

He pasado unos días de ajetreo social y me encuentro con ganas de dedicarme tiempo a mi. Esto del ocio es algo muy delicado, hay que saber como tratarlo. Yo ultimamente no se muy bien cómo hacerlo. Me encuentro entre el deseo, la desidia, y la ignorancia...refrescado por brisa del aire acondicionado todo ello.

Quizás pasear, quizás sea eso lo que me apetezca. Pero la ciudad está pegajosa, atrapa tus pies el alquitrán derretido. Y el sol se entretiene abofeteando tu rostro con un calor típico de la época. Pasear en otoño ahora se me antoja sencillamente perfecto. Por el paseo de Recoletos...hasta que el maldito alcalde lo levante entero. Habrá que aprovechar.

No acabo de arrancar un buen texto, arranco palabras pero suelen andar un poco frívolas porque no se encadenan a ningún párrafo interesante. Pero la culpa no es de las palabras, es mía, que no me sale nada a lo que una palabra medianamente inteligente quiera encadenarse.

Leo poesía, me gusta. Es curioso, hace poco me dijeron que la poesía es eso que todos hacen cuando empiezan a escribir de adolescente y de lo que luego se rehuye de forma avergonzada. Es un poco cierto. Conozco poca gente que lea poesía.  No se si tiene que ver con la sensibilidad, pero sí tiene que ver con la amplitud.

Leo cosas, leo un cuento largo, o novela corta, muy raro. Imaginativo y loco, absurdo y surreal, una historia de pijamas y sátiros. Me entretengo. Tengo que coger otro libro de Houllebeck. Y comprarme el disco de los Kooks...

Es verano...como siempre.

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