Noches donde el verano se ve desde la ventana

Abandono estas páginas y vuelvo a ellas. Voy y vengo. Con otra cita en la Acracia Demente del blog del compañero (www.blogia.com/acraciademente). Voy y vengo, no se cuantas veces voy pero siempre vengo alguna vez que otra.
¿Quién está ahí?

Algo me hace pensar que todo vuelve porque también las cosas van y vienen, todo va y luego viene. Y te quedas sentado pensando si merece la pena ir y venir. O si merece la pena pensar nada.

Tantas veces escribiendo para nunca decir nada nuevo. Pero sin embargo algo me incita a seguir ahí, en los lados de la escritura, escribiendo, torturando el diccionario hasta que salen palabras de colores malvas para bailar entre las sombras del desacato a la realidad. Es algo que insiste, insiste, sigue ahí, va y viene. Está ahí todo el tiempo. Estío o invierno.

El trono de los impulsos olvidados carece de propietario. Algunos lo anhelan. Los candidatos ríen por el vino de la fiesta de la mañana. Ríen porque el trono está vacio y nunca saben quién lo ocupará. Sueño, lo ocupará quizás él.

Un momento de un eterno. Un momento con dueño para ser recluido entre los semblantes del fuego de los amaneceres plagados de sexo húmedo.

¿Alguno sabe dónde estamos?

El terror aparece en muchos que no lo merecen. Otros viven con el terror como compañero infatigable de rutinas diarias. El terror, el terror. Viajes iniciáticos, catarsis de mentira o reales a largo plazo. Extrañas maneras de sentir lo que se desea sentir para convertirlo en puñales de uno mismo con miles de desconocidos caminando por las calles durante los idus de marzo.

Estamos ya en pleno verano…