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Notas de Mr. Kite

Un lujo...

Un lujo...

Hace tiempo que dije “perder amigos es un lujo”. Supongo que la frase no es mía, no es suficientemente original, pero sí responde a mi idea de que tampoco conoces tanta gente a la que coges cariño como para luego perderla.

Yo no he tenido especial suerte en el tema. Aunque habría gente que diría que sí que tengo amigos, pero he perdido unos cuantos que para mí eran importantes. Los perdí a saber porqué, pero siempre me ha ido doliendo. Amigos con mayúsculas que me ha ido jodiendo ver como separaban un camino común y elegían una senda distinta a la que tantas veces habíamos disfrutado.

Para mí esto es especialmente doloroso. Bueno, lo mismo también para otra gente, pero para mí sí porque tengo la madita manía de ser consciente de lo que me ocurre y valorarlo. Hay gente que pierde amigos como el que pierde la suela del zapato, poco a poco y sin valorarlo especialmente, al fin y al cabo hay otros zapatos.

Para mí no es así…cada zapato es único. Y si encima estabas cómodo con ellos…pues de esos hay pocos. ¿Quiere decir que esos son los mejores zapatos?, bueno, eso va en cuestión de gustos…para mí sí lo son. Mis amigos siempre han sido los mejores simplemente por el hecho de serlo… fueran listos o gilipollas, reconocería su gilipollez pero le querría como algo único. Al fin y al cabo yo también puedo resultar un perfecto imbécil a ojos de cualquiera. Para mí Todos mis amigos han sido y son especiales.

Entrar de nuevo en la tesitura de perder un amigo me cuesta mucho trabajo. Y hace aflorar el dolor de nuevo. Cuando resulta que con un amigo te ríes simplemente por la forma de entonar las esdrújulas y te parece que el mundo es algo mejor solo por charlar de literatura con alguien, entonces te duele mucho perderlo. Y ese dolor, joder, pues tiene pinta de que va a ser eterno.

De todos mis amigos perdidos tengo un buen recuerdo. De algunos recuerdo que me alegré de su partida, algunos no fueron amigos como para dar la cara por uno, o simplemente eran cobardes. Y de otros tengo en la cabeza que jamás deseé su partida, esos son los que más duelen, porque duelen en el momento presente del alejamiento y en el momento presente del recuerdo. Esas te rompen por la mitad.

Es un lujo perder amigos. Y las esquinas aparecen plagadas de pintadas con la pintura del dolor del recuerdo de algunos momentos.

 

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