Noche sin más...

El día aparece, viene y va, escucho una frase que me gusta, ojala fuera el verbo confiar y nunca te decepcionara. Me parece precioso, tan bonito como la sensación de sentirte bien después de amar a quien te ama.

El día aparece y se va para que aparezca la noche, y la noche no tiene más objetivos que dejar pasar la luna para que llegue el día. Otros días, otros textos, la noche tuvo más sentido, ahora solo tiene el de retirarse.

Ahora no tenemos luz porque el viento se la ha llevado entre sus brazos. Se la lleva bien para alumbrar otros parajes, bien para que pensemos qué ocurre cuando no hay luz.

Y la luz es algo que necesitamos para ver y no sabemos qué hay detrás de cada uno de nuestros pasos si no tenemos una tímida llama que alumbre cada momento. Y así es cada día, día tras día, con la sensación de que es mejor continuar que apostar por lo incierto. Porque lo incierto, al fin y al cabo, depende de tantas cosas ajenas a uno mismo. Tantas que uno no sabe qué pensar y prefiere pensar en que lo incierto no existe o, de hacerlo, es algo en lo cual lo mejor es no reparar. Así pasamos los días. Siendo gente don Nadie…así vamos.

Tenía pensado un post de fútbol y mira lo que sale.