Una farsa más...

Hay días en que todo parece que es un muro. Son demasiados muros y todos creados por una mente mezquina con la que me levanto todas las mañanas. Una mente que se acuesta conmigo, va conmigo en el coche, escucha música conmigo, come conmigo, sufre conmigo y está conmigo desde que tengo uso de razón, si es que se puede llamar razón a lo que tengo y si se puede decir que la uso.

Hoy el muro se antoja, una vez más, infranqueable. Luego se franquea…como siempre. Y me quejo, y me quejo de quejarme y entro en una espiral sin rumbo que me sume en una necesidad eterna de palabras desconocidas, de matices distintos, de voces de otros universos, de miradas dulces y de susurros nocturnos. Y de forma inamovible, nunca es satisfecha.

Hoy el muro va y viene y no veo la forma de franquearlo…y al final se franquea. Tanta farsa, tanto lamento para luego franquearlo hace que reflexione acerca de si yo solo seré una pose, un personaje de opereta que solo deambula con un pequeño papel melodramático en la obra de todos los demás. Debe ser que es todo una farsa en mi pensamiento y me la creo, y hace que me sienta partícipe de ella. Debe ser que soy un farsante…y hasta eso duele.