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Notas de Mr. Kite

Más fauno hubiera estado mejor

Más fauno hubiera estado mejor

El otro día, o más bien la otra noche, fui al Calderón, a contemplar cómo se las ingeniarían esta vez los del pelotazo de la Castellana para amarganos la noche a los del Manzanares. Y lo volvieron a hacer, esta vez en el modo más clásico, con el bulto sospechoso. Total que tras el aciago resultado y enésimo atraco del ¿mejor equipo de la historia? a mi aleti decidí reconciliarme conmigo mismo y me dirigí a una de las sesiones golfas que echan en los cines de Plaza de España. Me hace gracia lo de golfa, parece que uno va a ver una película prohibida o que una nueva versión de Emmanuelle está surcando el espacio cinematográfico. Sesión golfa me suena a películas de porno blando echadas en la antigua segunda cadena -ahora la 2 que suena muy bien-, películas de la una de la mañana que uno veía y esperaba con la esperanza de que los padres estuviesen ya acostados.

Pero no, sencillamente es que los cines aprovechan para hacer más caja durante la madrugada y alargan las sesiones hasta cerrar los cines a eso de las 3. Así que aprovechando esta magnífica idea, me fui a ver qué echaban y elegí una, el laberinto del fauno, que tan bien me habían hablado de ella y presuntamente continuadora de aquel espinazo del diablo que tanto miedo me dio. Además, ya llevaba muchísimo en cartel y lo mismo la quitaban. Últimamente voy tan poco al cine que tengo que andar con ojo para que no me quiten por agotamiento las películas que me interesan. 

Bueno, pues el laberinto en cuestión me pareció poco laberíntico y poco arriesgado pese a lo atrevido –a priori- del planteamiento. Volver a contar historias de la guerra o postguerra con buenos muy buenos y malos muy malos es algo que ya empieza a ser cansino. Sergi Lopez me parece un pedazo de actor y, claro, lo hace de maravilla encarnando al hijoputa del capitán Vidal, pero eso de recrear a media España como perfectos cabrones y a la otra media como ángeles puros es algo que empieza a oler demasiado a sectarismo. La represión franquista estuvo en manos de hijosdeputa, probablemente, pero eso pasa en general en cualquier represión. La idea de que este pais estuvo tan fragmentado en malos y buenos es algo, además de pueril, imposible. Y hablo por mera estadística. Así que esto de ver una proclama política de buenos y malos de nuevo, me parece sobrante. 

Y es que, la verdad, a mi me apetecía una historia mágica, pero de las de verdad. De las que sales pensando en que mejor andar con ojo al doblar la esquina porque lo mismo me encuentro un fauno de frente y me cago en los pantalones...o me da una inmensa alegría vete tu a saber. Por eso me fascinan esas pequeñas historias de las pruebas que tiene que superar Ofelia. Me suena a los trabajos de Hércules, totalmente mítico. Ofelia es la heroína que tiene que recuperar su paraíso perdido y para ello debe mostrarse merecedora de ello. Es lo que más me gusta de la película. Y las conexiones de ese mundo de magia con el mundo real funcionan de maravilla en determinados momentos –el del traje de la cena destrozado por la tormenta y el barro mientras se enfrentaba al sapo desconsiderado-, o el robo del niño para llevarlo al fauno... pero otras cosas no funcionan porque parece que hay cierta falta de hilazón. O porque quizás la niña solamente está imaginando...como los niños de la vuelta de tuerca quizás. 

El desarrollo de la segunda prueba a la que se somete Ofelia me parece magnífico, pero no vale para nada en la historia, queda como un momento maravilloso pero en el contexto de la historia me preguntaba el porqué de su sentido. Lograr un puñal que no vale para nada es de tontos. El puñal es inútil pues no tiene ninguna valía. Es un mcguffin para mantenernos en vilo y que después está vacío...como quizás el laberinto. Pero al menos es magia...el resto me parece más de lo mismo, de la historia oficial que ahora es la única, de lo que tenemos que creer, en buenos y malos, el manual que ahora tenemos que leer, no me interesa cinematograficamente lo de los maquis, la crueldad del capitán, lo sombrío de los personajes que apoyan al capitán –los comentarios de las ursulinas durante la cena son de mearse de risa, ¿cómo es posible que todos los gilipollas e hijosdeputa cayeran de un lado?- la bonhomía de los del otro lado, qué santa Maribel Verdú, lo hipocrático y admirable Alex Angulo. Demasiado sesgo, demasiado sectario el retrato de la lucha contra los maquis. No añaden valor a la película y sin embargo le restan magia y le añaden una visión obsesionadamente perversa y maniquea.

En fin, dos películas en una, y a mi me interesaba más una de ellas, me interesa más el mundo subterráneo de la huida princesa Ofelia...y las conexiones, ciertamente necesarias, con el mundo real podrían haber sido más sutiles. 

Al final, el aleti empató y me quedé con el recuerdo del inmenso Fernando Torres marcando al ¿mejor equipo de la historia?, con el gol anulado a Perea en un renovado acto de vandalismo futbolístico y con un buen rato de buen cine aunque este fauno, creo yo, está algo sobrevalorado. Como el ¿mejor equipo de la historia? obviamente.

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