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Notas de Mr. Kite

TANGO 4 - ESTROFA TERCERA – Parte 3 de la letra del primer deseo

TANGO 4 - ESTROFA TERCERA – Parte 3 de la letra del primer deseo

ESTROFA TERCERA – LETRA DEL PRIMER DESEO

Al subir a su apartamento con un sentimiento alicaído un tanto inexplicable, empezó a pensar en qué había pasado para estar así, y descubrió poco a poco la naturaleza de su primer deseo. Mientras le daba vueltas cogió su bandoneón y empezó a tararear a ritmo de un tango mezcla de bolero el tema La Copa Rota. Esta canción siempre le sonó a tango por la letra, le encantaba la versión de Los Rodríguez, pese a que la canción fuera original de un tal Benito de Jesús del cual Gari no tenía ni idea de quién era. Pero conocía la versión del argentino Calamaro, y esa forma del arrabal de cantarla. Esa noche Gari cambió la letra de la canción y le puso una suya que decía así:

 

Con la vida desusada

y los labios ya maltrechos

por tanta palabra ajada

en el vado de mi arcén.

Esto no es como si nada

pues me encuentro bien deshecho

por el saludo de aquella

que me miró con desdén

Los lamentos que me quedan

Se me escapan de los dedos

Y se vuelven a mi boca

En un loco frenesí

Quiero mesar tus cabellos

Para que sientas el celo

De las palabras que sueltas

Por tus labios de rubí.

 

Los labios de rubí eran los de Livia, cuando la vió en la escalera así los llevaba, debía venir de un congreso, iba preciosa. Y los cabellos eran los hilos dorados que contempló en la escalera. Y así, con esta cantinela Gari se fue acunando mientras empezaba a contemplar en todo su tamaño el deseo que se le venía encima, y se fue durmiendo en una mezcla de miedo y felicidad que apenas nadie en este mundo podría comprender, cuanto menos explicar.

Esa noche fue inquieta, la pasó soñando con Livia en situaciones extrañas, como es normal en los sueños. El desarrollo onírico de las horas nocturnas le condujo a una sensación de cansancio fuera de lo habitual en la mañana. Sin saber qué pasaba por su cabeza sabía que algo le estaba encorsetando los pensamientos, la mente la tenía fija en un rostro, el de Livia, y no podía encontrar un remedio a ello…y tampoco quería encontrarlo.

 

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