Apenas había 3 o 4 monedas en el bolsillo de Grouhan. 3 ó 4 monedas, suficientes para una pinta de cerveza y una noche en la posada del Arbol Negro. Pero ya era de día, había pasado toda la noche caminando desde la aldea de Hirstown, se encontraba agotado pero se preguntaba si alquilarían habitaciones a las ocho de la mañana. Era un forastero, llevaba más de veinte lunas siendo forastero en las tierras de Gales, de un lugar a otro. Buscando la pista de Howith, el asesino del alcalde de la villa de Umbrind.
Desde Umbrind a Hirstown había 4 jornadas a caballo, y hasta la posada del Arbol Negro tan solo 10 millas, pero Grouhan tuvo que vender el caballo al llegar a Hirstown. O eso o comer...y no era buena idea dejar de comer si tenía que seguirle la pista y enfrentarse a Howith. Grouhan se preguntaba qué podría haberle pasado a este asesino para estrangular a su propio hermano, el alcalde de la villa.
Umbrind era una villa al norte de Londres la cual alardeaba de perseguir todos los crímenes y resolverlos. No escatimaba en monedas de oro para lograr tal propósito y Grouhan era un cazador de recompensas que siempre tenía a bien perseguir un crimen a cambio de una buena bolsa de oro a cambio.
Esta vez tenía que dar caza a Howith, el hermano del alcalde de Umbrind. En la villa se comentaba que Howith quería que su hermano compartiese algo y que si no lo hacía él debería actuar. Solía oírsele en las tabernas, con gritos exagerados teñidos de blasfemias, que su hermano poseía un secreto ancestral que podía dar a la villa sabiduría y poder como para derrocar al rey de Inglaterra. Todos le tomaron por loco…y al cabo del tiempo ese loco mató a su hermano, huyendo tras el crimen. Y ahora andaba por tierras galesas con Grouhan pisándole los talones.
Si el comportamiento del asesino había sido extraño, no menos lo era que fuese a la taberna del Árbol Negro...una taberna solitaria en un camino que atravesaba el FForest Fawr...
Creo que no se me puede tachar de centralista, y tampoco de un intolerante con respecto a las particulares culturas que pueblan este más redondo que ancho mundo. Tan solo quiero desde estas líneas defender una ciudad sin pasado y sin cultura, pero al fin y al cabo es donde he nacido, donde he crecido y donde he aprendido todo lo que se. Tan solo es mi ciudad, pero eso para mi ya es bastante.
No voy a ser tan insensato de proclamar que es una ciudad perfecta, ni mucho menos, pero tampoco voy a criticarla por ser la capital de un estado formado, probablemente por muchas otras ciudades con más historia que éste mi Madrid.
Es cierto que de no ser porque en 1561 el rey Felipe II decidió fijar la capital del reino en esta ciudad tal vez no hubiese sido excesivamente importante, aunque eso no se sabe. Pero en cualquier caso, ¿acaso no hemos pagado durante siglos esa carga?. No es menos cierto que ser capital tiene sus ventajas, pero también es algo complicado ser ciudadano de una ciudad a la que todos vilipendian, a la que todos vienen a quejarse y a la que todos acusan de recibir el beneplácito de ese poder central que ya no existe y que tan solo se pudo notar en demasía quizás con ese rey al que los madrileños tachan como el mejor alcalde de esta ciudad.
Viendo una ciudad como Barcelona uno se queda con la boca abierta. El Barrio Gótico de la ciudad mediterránea es de una belleza apabullante. Catedral, iglesias y palacios, junto con el pasado romano se reúnen en un espacio tan reducido que uno se pregunta como puede haber sido desplazado semejante conjunto por la Sagrada Familia, obra también de impresión, desde luego. ¿Qué puede ofrecer Madrid ante eso?. Ciertamente, que toda la plaza Mayor y sus aledaños tienen el encanto especial del Madrid de los Austrias, del Madrid viejo, pero no creo que apabulle tanto. Pero para un buen madrileño eso le resulta encantador. Claro que tenemos grandes obras, obras que son debidas, aunque nos pese, al centralismo. Palacio Real, Museo del Prado, Parque del Retiro, museos y museos, etc. Hasta hace poco no teníamos catedral.
Entonces, ¿qué tiene Madrid?, quizás su mejor patrimonio sea su gente, y ¿por qué no voy a hacer un poco de provinciano?, todos lo hacen pero al madrileño parece que le está prohibido. Todos reivindican su ciudad como la mejor del mundo y, sin embargo, el madrileño parece que tiene que ir ocultando su lugar de origen, al fin y al cabo e madrileño tiene bastante con ser madrileño como para además tener que sufrir el escarnio de los demás si lo dice en voz alta. No creo que ese sea el concepto de aldea global de nadie, yo gritaré ¡viva Barcelona!, ¡viva Sevilla!, siempre y cuando los barceloneses y los sevillanos griten ¡Viva Madrid!, y ¿por qué me parece que será más fácil escuchar a un francés gritar un viva a Madrid que a un catalán o a un andaluz?. Madrid no debe tener complejo ante ninguna ciudad, y si bien esta premisa se cumple fuera de las fronteras que configuran España, de puertas adentro no es así. Madrid es Madrid ni más ni menos que cualquier otra ciudad española o extranjera, y me gustaría que eso se entendiera bien, ni más ni menos.
La conversación en el Parnasillo discurrió suave, sin mucho sobresalto para lo que suele ser habitual en mí. Posiblemente fue porque tenía la cabeza en otra parte, algo raro si pensamos que la mujer delante de mí era un cúmulo de muchos de mis deseos transformado en realidad. Pero no dejaba de dar vueltas a la situación que me esperaba al encontrarme con Rafa y Elena. Era todo muy raro, mi amigo, con cuernos, Elena con una lengua que te volvía los ojos del revés, Silvia con unos ojos maravillosos y yo…con un rabo juguetón o bien entre las piernas, según el caso. Juntos podíamos construir un minotauro.
Cruzarme con Elena mientras admiraba a Silvia me suponía una partida de cartas en la cual Elena sabía las mías, yo intuía las de Elena y Silvia no sabía que tenía naipes repartidos. A todas estas, Rafa miraba la partida como si nada. Seguramente en su cabeza discurría lo que debería ser, algo como “a Nino le gusta Silvia pero tiene novio…a ver cómo le va”. Lo cual sería así si no existiera el aderezo de mi aventura con Elena. Algo nimio…tan nimio que perdería la amistad con Rafa. La amistad y dinero tras concertar una cita con un especialista en rinoplastia para que me arreglara la nariz, después del más que probable arrebato de odio de Rafa.
Creo que hace tiempo puse este video...no lo recuerdo. Pero me apetecía ponerlo...o glory days de pulp...lo malo del mismo es que la canción no se percibo por el ruido de ambiente del video.
Curioso, resulta que luego la canción la cantó Nancy Sinatra...
Paso estos días aficionándome a ver pelis, escuchar discos y leer a Robert Bloch. Sus cuentos son intrigantes y maravillosos. Un terror de lo cotidiano pues no suceden cosas en mansiones encantadas. De momento son personajes de la vida diaria los que sufren de encuentros poco recomendables –pianos asesinos, dioses que juegan al ajedrez, locuras insanas-, y nos muestra un universo donde la tranquilidad es solamente la apariencia del que lo cuenta. Los cuentos son en primera personas, de primera mano, alguien a quien le ha sucedido algo inexplicable y lo cuenta desde el presente pensando en un pasado extraño, a veces terrorífico, a veces simplemente el que lo cuenta no lo entiende…o no entiende que no puedan entender lo que cuenta.
Veo la película del loco de Gilliam, el secreto de los hermanos Grimm. Maravilloso espectáculo visual que le da, desde mi punto de vista, mil vuelta al Laberinto del Fauno, siendo esta última también bastante digna pero maltratada en el guión, de nuevo bajo mi opinión, por el sesgo del guerracivilismo cansino. Ya escribí algo del laberinto en otra entrada (http://mrkite.blogia.com/2007/022601-mas-fauno-hubiera-estado-mejor.php) … y creo que lo visual de la película del mexicano Del Toro es más que interesante, y me parece a mí que hay algo de parentesco en esa forma de tratar lo mágico entre ambas películas.
Y aparte de esto, mientras espero un par de discos de Wilco, escucho a Wilco, Garbage y Bloc Party.
Y ahora es sábado. Por cierto, ¡qué guapa es Monica Bellucci!
Esta canción de Mute Math me mola mucho, me parece que tiene un ritmo subyugante, ...pero no les he seguido...me quedé con poco más que este disco, armistice, del año 2009. El año pasado sacaron otro larga duración que no he escuchado...tendré que darle un toque a mi ipod e incorporarlo.
La mayoría de la gente les conoce por la canción Typical...o quizás más por su video, grabado hacia atrás y con la voz sincronizada...pues bien, no es esto lo que pongo.
Como me imaginaba, la banda sonora del comienzo del año está marcada por la banda de Jeff Tweedy.
Escucho el último disco de Wilco, publicado en septiembre del ya pasado año, de críticas tenues, pero en el que el comienzo del mismo nos sugiere algo que podría ser y que luego no llega. Art of Almost es una apuesta inteligente por un sonido nuevo para la tradición rock folk independiente de estos americanos. El final de la canción es memorable en un climax musical que hace presagiar un disco a medio camino entre lo electrónico y el country rock, entre el sintetizador y la guitarra acústica, entre lo nuevo y lo de siempre,… pero no acaba de ser así. Art of Almost es un oasis entre las canciones de un disco interesante, como la mayoría de los que hace la banda, pero no es un cambio radical, no es un golpe de timón, es más bien una expedición que regresa a casa, a los sonidos donde se sienten cómodos.
En cualquier caso empezar el año con el grupo de Jeff Tweedy es de las mejores formas que se me ocurren.
Por cierto, el tema Dawned on me tiene una parte que me recuerda irremediablemente al "Like a virgin" de Madonna...
Tengo pendiente centrarme en sus letras, es algo que según he leído, te acerca más aún a sus discos.
Día de fin de año, echo un vistazo a los treinta y uno -¿alguien escribe números con letras?- de diciembre de otros años, a ver si escribía tonterías en este blog.
Lo hago con Wilco de fondo, el otro día hablé con uno de mis alter ego al respecto, y hale, he vuelto a ponerlo de música de cabecera, de banda sonora de estos días.
Y leo el 2010 y el 2009, y observo que el 2008 no tiene nada en ese día, ni el 2007, ni el 2006 ni el 2005. Curioso, no deja de ser una nota al margen para pensar si en aquellos años el fin de año era algo tan burdo como ahora pero más monótono, tanto como para no reflejar ningún pensamiento.
En cuanto al 2010 y 2009...uno con radiohead y el otro con balance. Leo el del balance y, si bien no es una mala entrada, también es anodina, típica y tópica. La del 2010 sin embargo es más visceral, más rotunda, sin observar palabras de dolor se nota que hay heridas sangrantes detrás, bilis expulsada por la boca, lágrimas en el océano, donde son más pequeñas -Nelson dixit-.
Y de este año...pondré un tema de Wilco, ya que ando con estos. Uno del YHF, Yankuee Hotel Foxtrot, Pot Kettle Black. Canción de las que yo creo fáciles, enseguida te pillan, por lo frescas. Y bueno, para quien no conozca a Wilco, mejor empezar por algo fácil...pretensión estúpida por mi parte pues dudo que nadie vaya a intentar descubrir nada a través de estas letras mías.
Y el año se va, se pira, chao tronco, no estuviste mal sabes. Tuviste tus buenos momentos, y malos también, como todos tus hermanos, suelen ser así. No voy a usar básculas, ni balanzas. Recuerdo momentos de demasiada poesía, y otros de versos calmados, recuerdo días de colores y otros en blanco y negro. Memorias de un año al que le damos la cena de despedida esta noche, libros leídos y otros adquiridos para leer, discos, sonidos, películas, genios que aparecen y que no tienen deseos que conceder. Un año más, un año menos, buenas noches a todos, mañana será el momento de los buenos días.
Regreso a casa, 3 de la mañana, cena tranquila, con amigos, con los de siempre. Y apenas hemos hablado de cine, resulta que hoy las copas de london nº1 con fever tree han orbitado como satelites alrededor de las mujeres y lo que ellas opinarán de los hombres.
La cena la acogimos en un restaurante de La Rioja bastante cansino -término que se aloja en mi acervo particular de insistencia manchega-, conversaciones sobre George Harrison Ford con risas sin parar, con la presunción de mi tweterismo y con la realidad de que escribo esto para dar fé de que no soy de twiter pero escribo un blog.
Regreso a casa con la sensación de que los de hoy son los de siempre, los colegas perdidos, la tribu que Peter Pan intentó rescatar en Neverland.
Me quedan preguntas en el tintero, tantas como segundos tiene el tiempo que transcurre entre un hola y un hasta luego.
Hoy tocaban los amigos de siempre...los dos. Y me compré Clerks!
Me entretengo viendo cine, me compro dos películas de los años 30 y me veo una de ellas, Muñecos Infernales del gran Tod Browning. Me lo paso pipa, película de factura interesante en cuanto a los efectos especiales (es del año 36 y lo que consiguen es la leche). Argumento demencial propio de su director, taras humanas, taras emocionales y físicas son las armas que Browning desarrolla en su cine. Freaks, garras humanas,...películas de un terror que ahora puede resultar infantil pero que es fruto de una humanidad desquiciada, de mentes de serie B, pulp en el cine, espectros y engendros de locura, mentes afectadas que se aparecen en las películas de este director famoso en los años veinte y treinta.
La interpretación de Lionel Barrimore en la cinta es excepcional, borda el papel de prófugo que se esconde bajo la apariencia de anciana amable. Se come toda la película él solito sin darnos cuenta. La historia de la venganza que es el leiv motiv queda aparentemente en segundo plano en su inicio, dejándonos atrapados el experimento de su compañero de fugas...sin embargo en un momento se nos guía al motivo esencial de la película. El ansia de justicia. Y como vengador justiciero de los de antes resulta que al final huye del reconocimiento.
La música de Franz Waxman a veces me recuerda otras obras suyas, como la novia de Frankenstein, y eso que no oigo un telemín...también me recuerda dicha película el papel de Malita interpretado por Rafaela Ottiano, quizás por el mechón blanco, pero no es Elsa Lanchester.
Película interesante, me encanta comprarme películas y verlas al poco tiempo. Me encanta el cine.
El año va terminando, otro año más, otra fecha más de la convención a la que hemos llegado para definir cuando es el momento de hacer borrones y nuevas cuentas o simplemente que ya está aquí el solsticio de invierno.
Me doy cuenta de que la memoria selectiva para mí lo es menos. Me doy cuenta de que la gente puede coger un trozo de su pasado, sí, da igual que fuera importante, que fuera bello, que fuera hermoso o feo, hay gente que lo borra. Que borra los minutos como si jamás hubieran pasado. Quizás a veces se den cuenta de que eso no es posible, y optan por decirse que eso no existió, se lo repiten hasta creerlo ya que borrarlo es prácticamente imposible, sobre todo si hay más gente implicada.
Yo no borro el pasado, queda ahí, cada instante, segundo, minuto, cada gesto, mirada, cada olor, cada postura, cada palabra…quedan ahí.
Hay gente que no valora las oportunidades de la amistad, y el año se va cerrando con la sensación de mis nuevas cuentas empiezan de cero y que hay espíritus que no son puros en la forma en que gritan.
Hay momentos, quizás a fin de año, en que poner “the angel and the one” se ajusta perfectamente al sonido general.
Toqué en un concierto hace dos días, lo pasé bien. Tocar con amigos siempre es grato, no me di cuenta de lo que me anima hasta el ensayo del día anterior. Vino bien.
Hay momentos en que miras el tren que se va y lo ves tan desvencijado que no acabas de entender porqué querías montarte en él.
Tengo un concierto y apenas tengo ganas, me cuesta afrontarlo. Supongo que esto no es más que el hecho de que la ilusión la tengo algo perdida, puede que bajo una corteza de mármol pulido que haga que parezca un curioso recubrimiento. Puede que ese mármol tenga dibujado el mapa para que las ilusiones aparezcan. Puede que para construir bien el mapa no me quede más remedio que quitar la corteza siguiendo las vetas de la piedra e ir escribiéndolas en un papel.
Tengo un concierto y no tengo muchas ganas de tocar…
Estoy en el medio de la tormenta de arena abajo sólo veo mis pies caminando en la arena dejo un camino marcado que se borra siempre el verano parece estar tan lejos...
Escucho mi pasado en forma de Gerry and the Peacemakers. Esa canción que todo el mundo conoce por ser el himno del Liverpool, You’ll never walk alone, es una canción de un musical del año 45 a la que luego Gerry y sus chicos pusieron –o adaptaron- la letra a principios de los sesenta. Y se convirtió en una obra maestra.
Recuerdo cuando me compré mi recopilación de estos chicos de la ciudad del Mersey, banda que nació al abrigo del impulso del Merseybeat liderado por los más grandes, The Beatles. De hecho su primer éxito es una canción que los 4 fabs rechazaron para su primer larga duración. Los Beatles quisieron que su segundo single tras Love Me Do fuera, de nuevo, una canción propia, Please, Please Me –canción que da título al disco-, en vez de la alternativa que les presentaban “How do you do it?” compuesta por Mitch Murray la cual grabaron pero no incluyeron.
Ante esta negativa, la canción se la dieron a Gerry y sus chicos que la grabaron y consiguieron un fabuloso número 1 en las listas de UK. De ahí al éxito efímero de Gerry hubo un paso. La banda estuvo dos, tres años en el candelero, hasta que la corriente arrolladora de Liverpool amainó, quedando solo The Beatles por méritos propios.
Pero volviendo a mi pasado…este disco lo compré porque me gustaba el sonido del Merseybeat, ese pop dulzón y con rock and roll de sustento. Pop de amores y letras simples y melodías bonitas, coros ingeniosos, música fresca y fácil. No todo tiene porqué ser trip hop o psicodelia. Me doy cuenta de que puedo ir de los Everly Brothers a Led Zeppelin pasando por John Coltrane sin inmutarme.
Creo que ya puse est canción en este blog caótico. Pero ahora toca otra vez. Las buenas canciones pueden repetirse una y otra vez. Me gusta además el vídeo que la ilustra.
Y me doy cuenta de cosas…pero no quiero escribir más ahora.